El miedo al dentista es más habitual de lo que parece. Algunas personas pueden pasar años sin visitar al dentista porque solo pensarlo les asalta la ansiedad. Evitar las visitas llega a un deterioro de la salud dental y un aumento de la vergüenza y la culpa que dificulta más aún acudir al dentista.
Ese miedo puede venir ocasionado por múltiples causas: malas experiencias anteriores, miedo a las agujas, postura incómoda con sensación de indefensión, la incertidumbre de qué va a pasar, miedo a tragar de manera accidental o tener un reflejo de arcada muy acusado, entre otras.
Consejos para controlar el miedo al dentista.
En Mirave CO somos conscientes del miedo que pueden sentir nuestros pacientes y trabajamos para que la visita sea lo más agradable posible. Aún así, los pacientes pueden seguir algunos consejos para controlar el miedo al dentista hechas por nuestro psicólogo:
- Si tienes molestias, no lo retrases. No esperes a que el dolor sea insoportable para pedir cita. La demora a menudo comporta que las opciones de tratamiento más conservadoras no sean viables y haya que optar por intervenciones más complejas. Para evitar problemas lo mejor es acudir al dentista cada seis meses, o antes si sientes molestias.
- Concierta la cita en un día poco estresado. El día de la visita procura que sea lo menos estresante posible. Si puedes elegir, pide hora a primera hora de la mañana: es menos probable que algo complique el día antes de la visita y tendrás menos tiempo para echarte atrás.
- Encuentra el dentista adecuado. Es tan importante que tu dentista se ocupe de tu salud dental como que tengas confianza en él o ella. Asegúrate de que te sientes cómodo antes de iniciar cualquier tratamiento. Si no es así, sigue buscando hasta que encuentres el dentista adecuado para ti.
- Evita comidas/bebidas excitantes el día de tu visita. Café, té, refrescos con cafeína, teína, taurina o extracto de guaraná (presentes en muchas bebidas energizantes), ginseng, chocolate y bebidas o comidas con alto contenido en azúcar son alimentos que pueden empeorar tu ansiedad. Evítalos siempre que puedas y procura hacer las comidas de manera pausada.
- Organiza bien tu tiempo. Llegar cinco o diez minutos antes de la hora concertada es un buen margen. Llegar demasiado pronto o con el tiempo muy justo puede aumentar la ansiedad.
- Acude a consulta acompañado/a. En tu próxima visita, convence a un familiar o un amigo/a para que te acompañe. Tener una cara conocida cerca puede influir de manera muy positiva para reducir tu nivel de ansiedad, además de tener la posibilidad de conversar para hacer más amena la espera.
- Lleva material para distraerte. Una de las maneras más efectivas de combatir los miedos es, simplemente, tener la mente ocupada en otra cosa: música, un libro, crucigramas, juegos, etc. Elige lo que más te entretenga y llévatelo a la consulta. No solo mientras esperas en la sala, sino también mientras te atienden.
- Habla con tu dentista. Es muy importante que le comentes sobre tu ansiedad, explicándole qué aspectos del tratamiento te angustian. Un buen profesional te aconsejará y te recomendará medidas para ayudarte a contrarrestar la ansiedad, como pactar una señal cuando necesites una pausa o descanso durante e tratamiento. También puedes pedirle que te informe de lo que hace o lo que va a hacer, si eso te tranquiliza.
Si buscas información, acude a buenas fuentes. Una vez hecho el diagnóstico y te digan qué te van a hacer en la próxima visita, es muy posible que sientas la tentación de buscar información al respecto. Informarse es importante, siempre y cuando se acuda a fuentes fiables. Recuerda que no todo lo que se publica en internet es cierto, sobre todo en foros concurridos sin moderar. De la misma manera, conviene no hacer caso de los comentarios negativos de personas allegadas: casi siempre suelen hacer referencia a lo doloroso del procedimiento (sea cual sea) y casi siempre se equivocan. Si quieres información, pregunta cuanto quieras a tu dentista.
El miedo al dentista no va a desaparecer después de la primera consulta, pero el primer paso es siempre imprescindible y, una vez superado ese obstáculo, suele cambiar la perspectiva, aumentando la importancia de los beneficios del tratamiento a medio y largo plazo.