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Tener miedo al dentista o al tratamiento dental es bastante más habitual de lo que la gente cree, lo que pasa es que es un tema del que no suele gustar hablar. Puede ser que se evite la visita durante mucho tiempo, por miedo a lo que pueda decir o encontrar el dentista, o que se trate de miedo al dolor asociado a las inyecciones o al taladro, o de una sensación de indefensión y falta de control al estar sentado en el sillón del dentista. En ocasiones se trata de más de uno de esos aspectos a la vez, lo que desemboca en una situación bastante difícil de manejar.

¿Qué es el miedo al dentista?

El miedo al dentista es una expresión utilizada comúnmente para referirse a diferentes manifestaciones de rechazo a situaciones dentales. Podemos distinguir entre miedo dental, ansiedad dental y fobia dental.

Ansiedad dental es la reacción a un peligro desconocido. La ansiedad es muy común y mucha gente sufre algún nivel de ansiedad dental cuando tienen que recibir tratamientos que no han recibido nunca antes.

Miedo dental es la reacción a un miedo conocido, que suele implicar una respuesta de enfrentamiento o huida ante una situación que se considera amenazante.

Fobia dental (odontofobia) es un concepto mucho más fuerte. Las personas con fobia dental evitan cualquier contacto con el dentista hasta que la situación se hace insoportable sea por el dolor físico o por la carga psicológica que supone. El miedo es tan fuerte que interfiere en el funcionamiento normal cotidiano y en la calidad de vida.

¿A cuánta gente afecta?

Se han realizado estudios en varios países y el porcentaje de población afectada por ansiedad dental va desde el 5% al 52%, aunque en la mayoría se centra alrededor del 15-20%.

¿Cómo se manifiesta?

La mayor parte de las personas pueden vivir con un cierto grado de ansiedad dental, con síntomas que pueden ir desde cierta inquietud o nerviosismo hasta tensión muscular mayor de lo normal o un exceso de sudoración, además de algunas conductas como posponer alguna visita. Para cada persona se manifestará de una manera diferente, en función del grado de ansiedad que se padezca, de la personalidad, etc. Una de las peculiaridades de la ansiedad dental es la variedad de miedos en los que puede manifestarse.

En cambio, para quienes sufren fobia dental la idea de tener que visitar al dentista supone una experiencia insoportable que supone que en muchos casos ni siquiera se llame para concertar hora.

¿Qué causa la ansiedad dental? ¿Cómo se adquiere?

El listado de causas y motivos que pueden generar ansiedad dental o fobia dental son múltiples y variados: malas experiencias previas (el 85% en los casos de fobia dental), sensación de impotencia y/o falta de control, un dentista poco atento, vergüenza, humillación, aprendizaje vicario, etc.

¿A quién afecta la ansiedad dental?

Cualquier persona puede acabar padeciendo ansiedad dental o fobia dental, independientemente de la edad, el sexo, el estatus socioeconómico, el nivel de estudios, etc.

Tratamiento de la ansiedad dental

Nuestro objetivo es ayudar a los pacientes a controlar su ansiedad dental a fin de que puedan seguir el tratamiento que requieren sin tener que recurrir a sedación o anestesia general.

Empleamos técnicas cognitivo-conductuales (TCC) que incluyen prácticas a fin de probar la validez de las creencias y/o temores de las personas sobre temas dentales, desensibilización sistemática con las situaciones y objetos que generan ansiedad, y prácticas en relajación muscular progresiva. Todo ello en un entorno idéntico al que se encontrarán en situación de tratamiento, a fin de que se puedan practicar las habilidades aprendidas pero sin ningún tipo de intervención dental.

El tratamiento de la ansiedad dental ofrece varias ventajas:

  • Las habilidades aprendidas le pueden ayudar no sólo a tratar su ansiedad dental sino también en otras situaciones que generen una respuesta de ansiedad/miedo, así como estrategias de afrontamiento que pueden ser aplicadas en otros aspectos de la vida.
  • Aumenta la probabilidad de acudir regularmente a revisión dental y de seguir pautas de prevención/cuidados, lo que redunda en una menor probabilidad de tratamiento posterior.
  • Se evitan riesgos o reacciones inesperadas asociadas con la sedación.
  • Es un tratamiento con un coste sensiblemente inferior comparado con la sedación o la anestesia.
  • El tratamiento se puede completar en un tiempo relativamente corto y los efectos son de larga duración.
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