Desde el nacimiento del bebé debemos intentar eliminar todo resto de leche que quede adherido a sus encías.
¿Cómo lo hacemos? Con una gasa húmeda o con dedales de silicona. Este procedimiento debería repetirse después de cada toma/ingesta.
Tras la erupción del primer diente (aproximadamente a los 6 meses) es el momento de empezar la higiene dental, ya sea con gasas húmedas o con dedales de silicona, dos veces al día (mañana y noche).
Es a partir del primer año cuando introducimos el cepillo, que ideamente tiene que tener las siguientes características:
- Mango largo (para que sea más fácil de manipular por los padres).
- Cabezal pequeño (adaptado al tamaño de su boca).
El cepillado debe ser por la mañana y por la noche. La cantidad de pasta ha de ser del tamaño “grano de arroz” y concentración de flúor de 1000 ppm.
A medida que van creciendo y aprenden a escupir la pasta sobrante vamos aumentando la cantidad a tamaño “lenteja”, “guisante” y así hasta llegar a la dosis del adulto aproximadamente a los 6 años.
También es partir de los 6 años cuando introducimos el uso del hilo dental. Esta etapa coincide con la salida de los primeros molares definitivos y el consecuente cierre de los espacios interproximales entre los molares temporales.
También se pueden encontrar en el mercado unos hilos de seda especiales para niños que facilitan su manipulación.